La fábula de el caballo y el asno es un bellisimo cuento infantil ideal para leer a tu niño. Una maravillosa historia para enseñar sobre el valor de la solidaridad, y la ayuda al prójimo en contra posición al egoísmo y el desinterés. Si bien este cuento infantil no trae el clásico final feliz, es una historia muy bonita con una gran enseñanza que todo niño debe conocer. Ideal para que tus hijos entiendan el valor de la empatia, la solidaridad, y el no confiarse en una situación actual que parece fácil, grata y que parece beneficiarlos, sino comprender que el bienestar de todos siempre es la mejor opción.
Moraleja de el caballo y el asno
El caballo y el asno es un cuento infantil que se caracteriza por su fuerte moraleja, es decir, nos deja un conjunto de enseñanzas para reflexionar.
La fábula de el caballo y el asno les enseñará a tus niños:
1. Por más bueno que sea: ¡No hay que confiarse en el presente!
2. Que las situaciones cambian continuamente.
3. Que es mejor compartir el trabajo a que una sola persona cargue con todo.
4. Que todas las acciones tienen una consecuencia, incluso el desinterés.
5. La importancia del bien común
6. Que el egoísmo siempre termina perjudicándonos.
7. Que quien no ayuda a su prójimo tarde o temprano termina perjudicándose así mismo.
La fabula de el caballo y el asno
Había una vez un granjero que tenía un asno y un caballo. Un día iba con sus dos animales camino a la ciudad, el asno llevaba toda la carga, ya muy cansado de todo el peso le dijo al caballo:
–Si en algo te importa mi vida ayúdame con una parte del peso que llevo.
El caballo se hizo el que no escuchó nada, y el asno, vencido por la fatiga de cargar con tanto peso se desplomó, muriendo allí mismo. Entonces, el granjero levantó toda la carga y se la puso al caballo, pero además cargo también con la piel del asno, ya que quería conservarla.
Agobiado por el peso, ahora el caballo quién se lamentaba:
–¡Qué mala suerte que tengo! ¡Por no haber querido cargar con un ligero fardo y ahora me toca llevarlo todo! ¡Incluso hasta burro!
Fue así que el caballo comprendió que hubiese sido mejor compartir las dificultades, entre ambos, que quien no ayuda a su prójimo tarde o temprano termina perjudicándose así mismo.