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Cuento de Caperucita Roja y el lobo feroz

Caperucita Roja es un cuento infantil hermoso que no puedes dejarle de leer a tus hijos. Seguramente cuando fuiste peque tus padres te lo leyeron y es que también se lo contaron a tus padres. Y es que este maravilloso cuento tiene mas de 300 años, trasmitiéndose de forma oral de generación en generación.

El cuento de Caperucita Roja, también es conocido como “Caperucita” o “Caperucita y el lobo feroz”, este es ese hermoso cuento infantil que nos enamora y asusta al mismo tiempo, es el que puedes leerle a tus hijos noche tras noche y no aburrirlo. Además es un cuento, del que sin duda, tus hijos no se cansarán de pedirte.

Caperucita es un arquetipo de la inocencia, esta dulce niña que juega por el bosque no sabe la tamaña lección que recibiría al desobedecer a sus padres y hacer lo que ellos tanto le prohibieron. El cuento de Caperucita y el lobo feroz deja a tus hijos esa bonita moraleja de «hacer caso» para evitar que te sucedan cosas malas.

Además de poder leer el cuento de Caperucita, podrás disfrutar de las imágenes de sus personajes las cuales puedes imprimir desde aqui: Kit de imágenes de Caperucita Roja , para hacer más divertida la hora de los cuenta cuentos con los protagonistas de este clásico de todos los tiempos.

Cuento de Caperucita Roja

Habia una vez una pequeña y dulce muchachita, que en cuanto se la veía se la amaba, pero sobre todo la quería su abuela, que no sabía qué darle a la niña. Un buen día le regaló una caperucita de terciopelo rojo, y como le quedaba muy bien no quería llevar otra cosa, entonces la llamaron Caperucita Roja.

Caperucita Roja la protagonista del cuento

Un día la madre le dijo:

— Ven, Caperucita, aquí tienes un pedazo de pastel y una botella de vino; llévaselo a la abuela, que está enferma y débil, y se sentirá aliviada con esto. Prepárate antes de que haga mucho calor, y cuando salgas ve con cuidado y no te apartes del sendero, si no, te caerás y romperás la botella, y la abuela se quedará sin nada. Y cuando llegues no te olvides de darle los buenos días, y no te pongas a curiosear antes por todas las esquinas.

— Lo haré todo bien — dijo Caperucita a su madre, le dio un beso y partió a lo de su abuelita.

La abuela vivía muy dentro del bosque, a una media hora de distancia del pueblo. Cuando Caperucita llegó al bosque, se tropezó con el lobo.

el lobo feroz en el bosque

Caperucita que aún no conocía lo malo que es el lobo, no tuvo miedo:

— Buenos días, Caperucita Roja — dijo el lobo muy educado.
— Buen día, lobo.

— ¿Adónde vas tan temprano, Caperucita?
— A ver a la abuela.

— ¿Qué llevas debajo del mantel de tu canasta?
— Pastel y vino. Ayer lo hicimos con mi mamá. Con esto la abuela, que está algo débil, se alimentará y se fortalecerá.

— Caperucita, ¿dónde vive tu abuela?
— Todavía falta un cuarto de hora caminando por el bosque. Debajo de tres grandes arboles está su casa.

El lobo pensó:  “Esta joven y tierna presa es un dulce bocado y sabrá mucho mejor que la vieja; tengo que hacerlo bien desde el principio para comerme a las dos.”

El lobo siguió andando un rato junto a Caperucita Roja y luego le dijo:

Caperucita, mira las hermosas flores que están alrededor de ti, ¿por qué no echas una disfrutas? Escucha lo bien que cantan los pajarillos. Vas toda seria como si fueras a la escuela y aquí en el bosque es todo tan divertido…

pajaritos cantando en el bosque

Caperucita Roja abrió los ojos y cuando vio cómo los rayos del sol bailaban de un lado a otro a través de los árboles y cómo todo estaba tan lleno de flores, pensó:

“Si le llevo a la abuela un ramo de flores se alegrará; aún es pronto y podré llegar a tiempo.”

Y Caperucita se desvió del sendero, adentrándose en el bosque para juntar flores. Cogió una flor y otra y pensando que más adentro habría flores más hermosas, y cada vez se internaba más en el bosque.

caperucita roja juntando flores en el bosque

El lobo mientras tanto, aprovecho y se fue rápidamente a la casa de la abuelita.

Entonces el lobo llego a la casa de la abuelita y llamó a la puerta:

— ¿Quién es?

— Soy Caperucita Roja, traigo pastel y vino. ¡Ábreme abuelita! — Dijó el lobo.

— ¡Mueve el picaporte! — gritó la abuela — Estoy muy débil y no puedo levantarme…

El lobo movió el picaporte, y la puerta se abrió. Sin decir una palabra, fue directamente a la cama de la abuela y se la tragó. Luego se puso sus vestidos y su cofia, se metió en la cama y corrió las cortinas.

Entre tanto Caperucita Roja había seguido buscando flores y ya había recogido tantas que no las podía llevar. Se acordó de su abuelita entonces se puso de nuevo en camino.Cuándo llegó se asombró de que la puerta estuviera abierta.

Caperucita Roja en la casa de la abuelita

Entró en la habitación, se sintió incómoda y pensó:

“Dios mío, qué miedo tengo hoy, que extraño porque siempre me gusta tanto estar con la abuela.”

Exclamó: — Buenos días — pero no recibió contestación.

Luego fue a la cama y corrió las cortinas; allí estaba la abuela con la cofia tapándole la cara, pero tenía un aspecto muy extraño.

— ¡Ay, abuela, qué orejas tan grandes tienes!
— Para oírte mejor.

— ¡Ay, abuela, qué ojos tan grandes tienes!
— Para verte mejor.

— ¡Ay, abuela, qué manos tan grandes tienes!
— Para agarrarte mejor.

— ¡Ay, abuela, qué boca tan enormemente grande tienes!
— Para devorarte mejor.

Apenas pronunció estas palabras, el lobo saltó de la cama y se comió a la pobre Caperucita Roja.

Después de que el lobo se comió a la abuelita se metió de nuevo en la cama, se durmió y comenzó a roncar con todas sus fuerzas.  El cazador, que pasaba en ese preciso momento por la puerta de la casa, pensó: “Cómo ronca la abuelita; tendría que ir a ver si necesita algo.”

Y cuando entró en la habitación se acercó hasta la cama, y vio que el lobo estaba dentro:

-¡Ah estás aquí, lobo malo! — dijo él — ¡Tanto tiempo que llevo buscándote!

Entonces quiso cargar su escopeta pero pensó que el lobo podía haber devorado a la abuela, y a lo mejor aún se la podía salvar, así que no disparó.

Entonces el cazador agarró las tijeras y comenzó a cortar la barriga del lobo. Cuando había dado unos cuantos cortes salió Caperucita y dijo:

— ¡Huy, qué susto tenía! En la barriga del lobo estaba todo muy oscuro.

Y luego salió la abuela también viva, aunque casi no podía respirar. Caperucita Roja tomó rápidamente unas piedras, con las que llenaron la barriga al lobo. Cuando éste despertó, se quiso ir saltando, pero las piedras pesaban tanto que el lobo se cayó y se murió.

A consecuencia de esto estaban los tres muy felices.

El cazador le quitó al lobo la piel y se la llevó a casa; la abuela se comió el pastel y bebió el vino que había traído Caperucita Roja y se recuperó de nuevo.

Caperucita Roja pensó:

“Ya no te volverás a desviar en toda tu vida del camino, si tu madre te lo ha prohibido.”

También se cuenta que, una vez, Caperucita Roja le llevó pastas de nuevo a la abuela, y otro lobo le habló y la quiso desviar del camino.

Pero esta vez, Caperucita Roja siguió directamente su camino, y cuándo llego, le dijo a la abuela que se había encontrado con el lobo, que le había dado los buenos días, pero que la había mirado con tan malos ojos, que si no hubiera estado en un lugar público, la hubiera devorado.

— Ven — dijo la abuela — vamos a cerrar la puerta para que no pueda entrar.

Poco después llamó el lobo y gritó:  — ¡Abre, abuela, soy Caperucita Roja y te traigo pastas!

La abuela y caperucita, permanecieron en silencio y no abrieron la puerta. El lobo gris dio varias vueltas alrededor de la casa.

Lobo feroz de caperucita roja

Finalmente saltó al tejado y quiso esperar hasta que Caperucita Roja se fuera por la noche a su casa; entonces él la seguiría y se la comería en la oscuridad.

Pero la abuela se dio cuenta de que rondaba por la casa. Frente la casa había un gran piletón de piedra, y le dijo a la niña:
— Coge el cubo Caperucita. Cocí unas salchichas, trae el agua en las que las he cocido y échala en el piletón.

Caperucita Roja trajo agua hasta que el gran piletón estuvo lleno. Y el olor de las salchichas comenzo a correr por el aire. Minutos más tarde, empezó a llegar a la nariz al lobo, olisqueó, miró hacia abajo. Finalmente el lobo estiró tanto el cuello, hasta que no pudo sujetarse más y se resbaló. Y asi el lobo se cayó del tejado, precisamente dentro del piletón y pum…

se ahogó.

Caperucita Roja se fue feliz a casa sana y salva.

 

¿Por qué leerle a tu hijo el cuento de Caperucita Roja?

El cuento de Caperucita Roja es un clásico que jamás pasa de moda y que ha logrado transcender de generación en generación.

No es de extrañarnos. Este no solo entretiene a los pequeños, sino que cuenta con un mensaje que logra afianzar distintos valores que son importantes para nuestros pequeños.

La importancia de ser precavidos

Al contar la historia de una niña que va por el bosque a casa de su abuelita, el cuento de Caperucita Roja llama a la reflexión acerca de la importancia de ser precavidos y no hablar con extraños.

El lobo que persigue a la pequeña nos refleja a ese sujeto extraño que puede perseguir a los niños. La lección en este caso es estar atentos y jamás hablar con alguien que no conoces, algo muy importante que nuestros pequeños deben aprender desde muy temprana edad.

El valor de la familia

La historia de Caperucita también nos muestra la importancia y el valor que debe tener la familia. El cuidado que debemos ofrecerle a nuestros abuelos y la protección a su salud es una lección que hará de nuestros pequeños unos mejores seres humanos.

Los buenos siempre ganan

Este cuento infantil nos ratifica la esperanza que debemos tener en la vida. Y es que a pesar de las dificultades, los buenos siempre ganan. Que nuestros niños piensen que la bondad siempre va a superar a la maldad no es solo una cuestión de esperanza, sino que ayuda a brindar también una concepción de mundo en el que los valores positivos deben reinar ante todo.

Ayudar a los demás es importante

Un personaje de Caperucita que también nos brinda una gran lección es el personaje del leñador. A pesar que su aparición es muy pequeña dentro de la historia, es una persona muy importante en ella. El cazador salva a Caperucita Roja y a su abuelita de las garras del lobo feroz. Y a pesar de no ser un familiar, sino un miembro de la comunidad, fue a socorrer a quienes necesitaban ayuda.

Allí está plasmado el valor de la solidaridad que todos debemos tener con las demás personas que requieran de nuestra ayuda, y esa es una lección que nuestros niños necesitan aprender desde que son aún muy pequeños.

Definitivamente una historia que compartir

Además de ser un cuento muy sencillo para nuestros pequeños, Caperucita Roja es un relato que permite a los padres poder conversar con sus pequeños acerca de valores importantes para la vida.

Después que le leas esta historia a tu hijo es bueno reflexionar acerca de ella. Tomarse este tiempo para compartirlo con tu niño fortalecerá los mensajes que quieres que tu pequeño aprenda, además de brindarte un momento muy valioso que tu niño siempre recordará.

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