Muchas veces los padres y las madres tienen dudas, preguntas, inquietudes que muchas veces, ni una amiga, ni otra madre o padre, ni el pediatra mismo puede responderle. Esto crea incertidumbre: ¿Estaré haciendo bien?¿ Esto es lo mejor para mi bebé, para mi hijo?, con estas preguntas, nos acercamos a muchos de los temores que consciente o inconscientemente tuvimos a lo largo del embarazo e incluso antes. ¿Seré una buena madre- un buen papá?,¿me daré cuenta de lo que realmente necesita mi hijo?. Mi bebé, mi hijo, está cambiando, ¿Es normal, tiene que ver con aspectos esperables o algo le está pasando?.
Tener dudas en la crianza de los hijos es normal, sin embargo, esto es muy importante porque es muy común que los padres le transfieran sus miedos a sus hijos.
¡Si los demás padres pueden!
No existe una universidad o colegio para ser padre, la escuela es la vida misma. Entonces, nos decimos, si mi madre, mi abuela pudo, porque yo no, además hoy soy una mujer independiente, luchadora y trabajadora, ¿Cómo no voy a lograr ser la madre que quiero?. Algo que se supone es tan simple, innato, incluso esperable. Hay un saber universal de ser madre y otro que se aprende con la experiencia.
¡Ante la duda: pregunte!
Cada día son más frecuentes los padres que recurren a la consulta de un psicólogo, un orientador o un especialista en infancia, para resolver problemas cotidianos con relación a la crianza, desarrollo, evolución de sus hijos. ¿Porque no consultarle como uno lo hace con él médico, cuando tu hijo tiene fiebre, tos o simplemente de rutina, a una persona que conozca, tenga experiencia en el tema?. Resolviendo la mayoría de las veces en unos pocos encuentros preguntas puntuales, concretas para lograr así encontrar una respuesta, sentirnos mejor con nosotros mismos y lograr acompañar a nuestro pequeño de una manera más segura y confiada.
Es así que muchas veces por temor o por culpa no nos animamos a preguntar, nos paralizamos y con el tiempo algunos comportamientos, hechos de los niños, se trasforman en hábitos, los cuales son mucho más difíciles de resolver.
Pero si nos sentimos responsables, podemos actuar como adultos implicados en lo que le sucede a nuestro hijo, asumiendo nuestra función. Es común escuchar a padres decir: «tiene ya 2 años no se duerme solo, necesita estar conmigo, en mi cama, ¿cómo hago?». «No me hace caso, cómo le pongo límites?, ¿Qué hago frente a sus berrinches, caprichos? « entre muchas otras!.
Recordemos que las madres, y padres tiene un saber respecto de sus propios hijos que nadie más posee, pero a veces esto no alcanza, es necesario, conocimiento, experiencia un quehacer profesional, es decir, acompañar teniendo en cuenta el vínculo particular de estos padres con su hijo.
Además es sumamente importante y enriquecedor que los padres busquen un lugar de encuentro, donde puedan compartir, experiencias, vivencias, emociones logrando aprender unos de otros, armando espacios de sostén y de acompañamiento. Logrando así que los adultos nos hagamos cargo de nuestras preguntas, de nuestras emociones, de nuestra propia historia, de nuestra propia infancia. Esto es muy importante porque es muy común que los padres transfieran sus propios miedos a sus hijos.
Debemos prestar atención a estas dudas, para poder acompañar desde un lugar de amor, de afecto, de tolerancia y de contención a nuestros hijos, en esta tarea maravillosa y difícil de ser padres. Para que ellos puedan SER NIÑOS, en estos tiempos, donde parece que lo más importante, es que crezcan rápidamente, para ser fuertes e independientes.
A lo largo d la vida sabre…..