¿Qué siente el bebé durante el parto? Al pensar en el momento de dar a luz, es imposible no sentir curiosidad por conocer cuáles son las sensaciones que experimentaremos en las distintas etapas de parto, mientras nos preparamos para el esperado nacimiento del bebé.
Aunque cada embarazo y parto es distinto, lo más probable es que estemos preocupadas, nerviosas, cansadas e incluso adoloridas. Pero en el preciso instante en el que bebé nace, cada una de estas sensaciones desaparecerán para ser reemplazadas por emoción, alegría y el más grande amor de mamá.
Afortunadamente, las clases de preparación al parto nos ayudan a obtener toda la información que necesitamos para estar preparadas en ese momento tan importante. Pero, te has preguntado alguna vez ¿Qué siente el bebé mientras es expulsado del vientre de mamá?
¿Qué siente el bebé durante el parto?
Pocas veces se nos cruza por la mente plantearnos cómo vivirá el bebé ese momento, y es que casi nadie habla del parto desde el punto de vista del bebé.
Saber a ciencia cierta qué es lo que sienten los bebés al nacer aun es todo un misterio, pero gracias a los estudios e investigaciones que ha realizado la Medicina y la Psicología prenatal y perinatal de la mano del doctor David Chamberlain, hoy en día podemos reconstruir ese emocionante recorrido que hacen los bebés durante el parto y el nacimiento.
¿Cuando el bebé se prepara para nacer?
Desde el momento en el que empiezas a percibir las señales de que el bebé está a punto de nacer, él comenzará a prepararse absorbiendo todos los nutrientes del líquido amniótico para poder superar fácilmente el desgaste de energía que viene con el momento del parto.
Aunque parezca muy pequeño e indefenso, el bebé es capaz de provocar la producción de endorfinas, una sustancia que funciona como analgésico natural, para que tanto él como tu puedan soportar con menos dificultad el esfuerzo del parto.
Es probable que mientras notas como se van asomando las primeras contracciones, los nervios, la ansiedad, el miedo y la emoción se apoderen de ti.
Según varios especialistas, debido a la conexión que mantienes con tu bebé a través de la placenta, tu bebé también podrá percibir tus emociones. De hecho, al desprenderse el tapón mucoso todos los ruidos del exterior son más claros y su estado de alerta se activa porque sospecha que el momento del parto se acerca.
Para estar listo y bien preparado, tu bebé enviará algunos mensajes hormonales, es decir segregará una serie de sustancias que lo ayudarán a prepararse, mientras pone en marcha el inicio del parto. Provocará un disminución repentina de estrógenos y progesterona para dar espacio a un incremento de prostaglandinas y de las oxitocinas.
Las primeras contracciones
Una vez que empiezan las primeras contracciones, sentirás un dolor muy similar al que se experimenta durante la menstruación, que aparecerá y desaparecerá cada cierto tiempo. Tu pancita se pondrá dura y el dolor será bastante soportable. Al igual que tu, tu bebé sentirá con cada contracción cómo las paredes del útero lo aprietan y presionan hacia y por el canal de parto.
Mientras que su oxigeno disminuye y su ritmo cardíaco se acelera, las contracciones provocarán que los vasos sanguíneos de la placenta se compriman y lo empujen.
Si bien son las contracciones las encargadas de expulsarlo del vientre al mundo exterior, el bebé también pondrá de su parte y comenzará a realizar algunos movimientos claves para la evolución del trabajo de parto. Al moverse y modificar su posición, encontrará la manera más fácil de descender por el canal de la vagina de mamá.
Etapa de dilatación
A medida que las contracciones aumentan de intensidad y frecuencia, comenzarás la etapa de dilatación de 4 a 10 cm por lo que es probable que te sientas adolorida, cansada y con mucho malestar. Te resultará cada vez más difícil sostener la respiración y no dispondrás de mucho tiempo para reponerte entre las contracciones. Es uno de los momentos más desafiantes del trabajo de parto , así que es normal que te sientas un poco desesperada.
Aunque es poco probable que el bebé sienta dolor, cuando las contracciones son más intensas, el bebé nota cómo estas lo empujan a presión para tonificarlo e inyectarlo de energía.
A medida que éstas van incrementándose, el bebé comienza a liberar catecolaminas, una hormona de estrés que lo ayuda a tener resistencia y a estar atento para su nacimiento. Su corazón bombeará más sangre para enviar oxígeno a las zonas del cuerpo que más las necesitan (cerebro y pulmones) para poder ayudarlo a respirar una vez esté fuera.
En esta etapa del parto, la cabecita de tu bebé presionará el cuello uterino para ayudar a abrir el canal y a pesar de que su nivel de estrés es muy alto, esté no representa ninguna sensación de sufrimiento.
Etapa de expulción
¡Ya alcanzaste los 10 cm de dilatación! Ahora llegó el momento de pujar e intentar con todas tus fuerzas ayudar a salir al bebé. Puede que entres en pánico y no sepas muy bien qué hacer, pero las ganas de tener a tu bebé en brazos te llenará de fuerzas para seguir pujando.
Al llegar a este punto del parto, el bebé tendrá un fuerza equivalente a 18 Kg, algo bastante difícil y agotador para él, así que todo dependerá de los esfuerzos y los músculos de mamá. Para hacerte el trabajo más fácil, el bebé inclinará su cabecita hacia su pecho, encogerá sus piernas y brazos, y además apretará su puños para poder descender lo más rápido y fácil posible.
Además de indicarle el camino a seguir, todos los empujones que hagas le proporcionarán un efecto muy beneficioso en sus pulmones, pues los vaciará de líquido amniótico y los preparará para recibir aire y practicar la respiración pulmonar. Al atravesar la pelvis, el peso de la cabecita del bebé ayudará a distender poco a poco los músculos del periné para dejarlo pasar.
Para el bebé, esta salida es como descender por un tobogán estrecho y cerrado. Una vez fuera del útero, este ambiente tan frío, iluminado y ruidoso lo hace sentir desprotegido y con mucho miedo, pero al sentir tus caricias y hacer contacto piel a piel se sentirá mucho más cómodo y a gusto.
¡Ya está en los brazos de mamá!
Gracias a la oxitocina, una de las hormonas que se libera durante las contracciones, tu bebé estará sumergido en un burbuja que lo ayudará a borrar todo el proceso del parto, provocando que este caiga en un sueño profundo inmediatamente después de nacer. Pero antes de que esto suceda, es posible que el cansancio, el estrés y las nuevas sensaciones lo lleven a expresarse por medio del llanto.
Como las catecolaminas todavía están presentes en su sangre, el bebé estará muy receptivo al contacto piel con piel, en especial porque no hay nada mejor que los brazos cálidos de mamá para protegerlo, arrullarlo y regularle la temperatura.
Todas estas características que experimenta el bebé sólo ocurren cuando el parto es natural, normal y sin ningún tipo de complicaciones. Así que cuando el parto se torna demasiado largo, se complica o existe una presión excesiva, es posible que el bebé esté expuesto a otro tipo de sensaciones más agresivas.
De cualquier forma, tu bebé es un pequeño valiente que espera recibir todo el amor y cariño que puedas darle ¡Muchas felicidades por tu hermoso bebé!